
Aprender a Dejar Ir. Aprender a soltar.
Aprender a dejar ir o a soltar, es una actitud o acción para la que estamos poco preparados. Nuestro sentido de pertenencia de las personas y de las cosas, hace que queramos proteger y conservar aquello que valoramos y no dejarlo ir. Muchas veces, lo hacemos tan nuestro que no nos damos cuenta que esa persona o esa situación, está pidiendo libertad o que liberar a esa persona o situación de tu regazo, puede ser lo mejor que te puede pasar.
La naturaleza nos enseña que en dejar ir podemos encontrar esperanza en una situación que a primera vista parece traumática o destructiva. Miremos a los árboles.
En otoño las hojas se secan y se desprenden de las ramas, cayendo al suelo y empujadas por el viento. Esas hojas secas se convertirán en el humus que el árbol necesita para conseguir sus nutrientes.
En primavera aparecen las flores y con ella el polen que viaja por el aire para poder generar nueva vida.
Durante el verano aparecen los frutos, aquellos que crecen libremente y maduran en el árbol, caen luego al suelo, convirtiéndose en semillas que darán vida a un nuevo ecosistema.
¿Ves? Dejar ir no es tan malo como parece. A veces las cosas caen por su propio peso como en la naturaleza, pero otras, no es tan fácil, y es uno quien debe agitar las ramas para soltar y dejar que las cosas sigan su rumbo y creen otras oportunidades lejos de uno.
Aprender a soltar no es una tarea fácil, a veces, es necesario tener una compañía para poder realizarlo de manera sana y eficaz. La ayuda de un coach puede ser de mucha utilidad para saber gestionar el proceso de dejar ir
La naturaleza nos enseña que en dejar ir podemos encontrar esperanza en una situación que a primera vista parece traumática o destructiva. Miremos a los árboles.
En otoño las hojas se secan y se desprenden de las ramas, cayendo al suelo y empujadas por el viento. Esas hojas secas se convertirán en el humus que el árbol necesita para conseguir sus nutrientes.
En primavera aparecen las flores y con ella el polen que viaja por el aire para poder generar nueva vida.
Durante el verano aparecen los frutos, aquellos que crecen libremente y maduran en el árbol, caen luego al suelo, convirtiéndose en semillas que darán vida a un nuevo ecosistema.
¿Ves? Dejar ir no es tan malo como parece. A veces las cosas caen por su propio peso como en la naturaleza, pero otras, no es tan fácil, y es uno quien debe agitar las ramas para soltar y dejar que las cosas sigan su rumbo y creen otras oportunidades lejos de uno.
¿Cómo saber cuándo es hora de dejar ir?
- No hay nada más que te pueda dar confort que esa persona o situación. Sientes que dependes totalmente de ella.
- La negatividad de alguien se te está pegando.
- No sientes que ayude en tus circunstancias actuales.
- Tus metas y necesidades han cambiado.
- Quien retienes no te hace feliz o no haces feliz a quien retienes.
¿A qué te estás aferrando?
- A una persona que ya no está.
- A un pensamiento negativo.
- A una imagen negativa de nosotros mismos.
- Eventos y recuerdos del pasado que nos causan sentimientos extremos: extrema alegría o extremo dolor y nos producen algún freno a la hora de tomar decisiones.
Aprender a soltar no es una tarea fácil, a veces, es necesario tener una compañía para poder realizarlo de manera sana y eficaz. La ayuda de un coach puede ser de mucha utilidad para saber gestionar el proceso de dejar ir